Nuestros maestros en saber mirar fueron Simeón y Ana, los profetas del evangelio de la infancia de Lucas que supieron reconocer en el pequeño niño la salvación de Israel.
Consuelo en la Palabra
Como uno a quien su madre le consuela, así yo os consolaré (Is 66,13)
sábado, 19 de febrero de 2011
Estaré siempre volviendo a la casa del Señor
La mañana del domingo sirvió para mirar el futuro que construimos cada día. Y es un futuro que va marcado por la fidelidad "a las cosas de siempre" y por un corazón que ha aprendido con los años a "estar" en las cosas de Dios, o más bien a "ver" las cosas que sólo ve Dios.
Adoración del Sábado tarde
La última hora y media de la tarde del sábado la dedicamos a tener una reposada y reparadora experiencia de Lectio Divina y Adoración: La Palabra hecha texto y hecha pan.
Nuestro texto guía fue el capítulo 21 de Juan
La tarde del sábado la dedicamos a contemplar nuestro presente, que es siempre ideal, pero ideal por construir, con fatiga y con sudor, con un punto siempre tentador de desilusión y de nostalgia del pasado.
Dejamos que nos acompañaran Esdras y los que volvieron del exilio para reconstruir Jerusalén. El salmo de la tarde, el salmo 126
Enséñanos a calcular nuestros años
La primera sesión de trabajo se centró en una mirada hacia el pasado que permitiera comprender el "corazón de la sabiduría". Nuestros compañeros de camino fueron Abraham y Sara, y en nuestros labios y corazón el salmo 90
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